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Influencia de la salud mental en la deserción de estudiantes universitarios
En 2018, obtuve los resultados de la Prueba de Selección Universitaria, actual PTU. Como miles de egresados de la enseñanza escolar media, me enfrenté al dilema de elegir una carrera universitaria. Con 18 años estaba a punto tomar una decisión que definiría mi futuro profesional.
A último momento me matriculé en Nutrición y dietética. En una de las casas de estudio más prestigiosas del país, la Universidad de Concepción. Cursé 3 semestres de la carrera. Sin embargo, ese periodo estuvo protagonizado por un inminente cuestionamiento sobre si debía seguir estudiando.
Afortunadamente, tras la guía y tratamiento psicológico, tuve la oportunidad de comenzar otra carrera universitaria, en la misma institución. Pero qué sucede con los estudiantes que no cuentan con los recursos o el apoyo suficiente para tomar una decisión.
Situación en Chile
La deserción universitaria es un fenómeno conceptualizado por Gabriel Paramo y Gabriel Correa. Lo definen como el“abandono de la formación académica, independientemente de las condiciones y modalidades de presencialidad, de decisión personal no forzosa del sujeto”.
Video de Matías Soffia en Youtube
Bajo esa premisa, en Chile, el acceso a la educación superior ha ido en aumento. Esto debido principalmente a los diversos métodos de financiamiento, ya sea por parte del Estado o de privados.
Así nuestro país se ha convertido en pionero para fortalecer un sistema donde son los propios estudiantes quienes pagan sus estudios. Sin embargo, podría significar un problema a la hora de mantener la continuidad.
Según las estadísticas entregadas por el Informe del Servicio de Información de Educación Superior (Sies), del Ministerio de Educación revelan una importante cifra. Detalla que 7 de cada 10 estudiantes permanecen estudiando, siendo un 30% de los alumnos quienes abandonan los estudios.
Por otra parte, según el informe mencionado anteriormente, el estallido social de 2019 significó un retraso considerable en el inicio las actividades académicas 2020.
En suma, la pandemia del covid-19 también influyó en el aumento de suspensión momentánea o definitiva de estudios producidos por la alerta sanitaria.
Como parte del nuevo escenario mundial, muchos estudiantes vivimos un periodo lleno de incertidumbre. Nos matriculamos con altas expectativas del proceso universitario, sin imaginar todos los cambios que traería la crisis sanitaria.
El covid-19 implicó una adaptación de los sistemas educacionales para ser desarrollados de forma remota. De esta manera existía una creciente inseguridad, sobre todo entre los alumnos que venían desde fuera. Muchos de ellos tenían presupuestado llegar a vivir a Concepción por el periodo universitario, pero no pudieron concretar sus planes.
Un caso es Natalia Medina, estudiante de periodismo de la Universidad de Concepción. Ella tuvo que posponer finalmente mudarse desde Coelemu, a la ciudad de Concepción.
“Me costó mucho encontrar un lugar para arrendar en Concepción y nunca esperé todo lo que traería la pandemia. Fue un periodo de mucha incertidumbre e incluso muchas veces me cuestioné si la mejor opción era seguir estudiando” indicó Natalia.
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Influencia de la salud mental de los estudiantes

La deserción universitaria en las últimas décadas es un fenómeno que se repite de forma transversal en todas las instituciones. Mayoritariamente debido a una multicausalidad de factores. Entre ellos se pueden reconocer factores socio económicos, sociales y psicológicos, siendo este último una causa muy reiterativa entre los estudiantes.
El factor psicológico de los estudiantes generalmente va asociado o también puede desencadenar problemas en la salud mental. Los alumnos al ser expuestos a situaciones de frustración o periodos de alto estrés, pueden ser víctimas de trastornos que afecten su estabilidad emocional.
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Incluso los jóvenes pueden desencadenar diversas situaciones de gravedad como depresión, trastornos en su personalidad y/o adquirir conductas adictivas que afecten retomar su educación.
El Dr. Alberto Cabrera, especialista en acceso y permanencia en la Educación Superior, plantea diversos factores que influyen en la deserción.
Uno de ellos es la falta de orientación educativa y vocacional. Muchos estudiantes terminan la enseñanza media sin recibir una correcta guía vocacional, ingresando a carreras que finalmente no son lo que esperaban y terminan por desertar.
Por otra parte, plantea también otras alternativas. “Diferencias entre expectativas sobre lo que es la universidad y certeza vocacional; malas experiencias dentro de la sala de clases; un nivel de preparación inadecuado para la universidad; y problemas financieros”.
Así también destaca la “incapacidad de la institución de dar cuenta de las necesidades de los estudiantes”. Esto hace referencia a la falta de consideración que tienen muchas instituciones a la hora de definir y flexibilizar los horarios. Las universidades deberían contemplar en su planificación alternativas para generar compatibilidad con la vida de los estudiantes
Principales problemas de salud mental

Desde la presión de cumplir estándares familiares, rendir en las evaluaciones, vivir lejos de su ciudad, compatibilizar los tiempos, hasta la falta de sueño. Estas son algunas de las situaciones con las que tienen que cargar a diario los universitarios.
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La Fundación Universitaria Católica del Norte, realizó un estudio sobre la Salud mental y deserción en una población universitaria con bajo rendimiento académico.
Según los datos recopilados por la investigación, entre las patologías más comunes se encuentran los episodios depresivos, trastornos de ansiedad y trastorno de pánico. Además menciona en menor recurrencia, la ansiedad social, agorafobia, trastorno disfórico premenstrual y manifestaciones del espectro psicótico, como alucinaciones y descuido personal.
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Cuidar la salud mental de los estudiantes
Como indicó el Dr. Cabrera es necesario “reconocer la responsabilidad que la universidad tiene en retener a sus estudiantes”. Por lo que es de suma importancia reconocer el problema para ver las opciones de terapia y tratamiento disponibles y así poder apoyar a los estudiantes.
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Las dificultades emocionales que puede generar la vida universitaria deben ser debidamente atendidas por profesionales. Por ello se le debe otorgar la prioridad necesaria al diagnóstico de problemas de salud mental. Ello permitiría un diagnóstico adecuado para orientar de manera oportuna a los y las estudiantes siendo una forma de evitar la deserción.
Es importante recordar que una carrera universitaria, no es la única opción para asegurar un futuro exitoso. Eso depende netamente de las metas y ambiciones que nos propongamos a nosotros mismos.
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Componentes activos para el acné y el boom de la niacinamida
La alta probabilidad de aparición de acné en la población la convierte en una enfermedad común. En consecuencia, colabora en propiciar el desarrollo de una cultura de normalización de esta condición, junto con una amnesia de un dermatólogo que ofrece componentes activos efectivos para el acné.
En algún momento, me convertí en víctima de las “recetas naturales”, se me aseveraba combatir mejor el acné que los componentes activos, villanizados como “químicos”. Cuando en realidad, estos últimos son los más efectivos y menos dañinos. Pero gracias a la era digital, algunos de estos activos toman mayor protagonismo e informan a los usuarios de su importancia.
El acné es una enfermedad que, según datos del Departamento de Dermatología de los Andes, alcanzaría a afectar un 85% de la población.
Se origina en la unidad pilosebácea (pelo del poro y glándula sebácea). Lugar que, cuando ocurre algún desequilibrio, se expresa lo que vivimos desde el inicio de la adolescencia: comedones, granos, sebo, etc.
El desequilibrio en nuestros poros, según el Grupo Colombiano de Estudio en Acné, ocurre en cuatro procesos:
Trastornos de la queratinización: las células de nuestra piel más externa van produciendo queranitocitos. Los cuales sufren un proceso de transformación hasta la superficie, donde luego se desarrolla la descamación de estas (ya células muertas). La producción anormal de estas puede llegar a taponar el folículo piloso.
hipersecreción sebácea: nuestra piel se lubrica del sebo, que crece en la unidad pilosebácea. Estas son altamente sensibles al aumento de las hormonas androgénicas (como la testosterona), que están presentes en nuestro cuerpo. Cuando hay este aumento, repercute en una sobreproducción que se observa como una especie de brillo o grasa en nuestro rostro.
Proliferación de la bacteria Propionibacterium acnes o actividad inflamatoria in situ: la bacteria vive normalmente en nuestros folículo. Pero cuando ocurre la sobreproducción del sebo, encuentra un lugar próspero para reproducirse y provocar inflamación en el poro obstruido.
Las causas que producen los anteriores procesos son multifactoriales, como, por ejemplo: las hormonas, genes, contaminación, alimentación, medicamentos, entre otros.
En otra parte, las consecuencias de esta enfermedad no es solo en lo físico. Trae consigo un impacto psicosocial como: “depresión, baja autoestima o trastornos psíquicos”, así se asegura en una investigación de la Universidad de Valladolid. Además que desarrolla una carga de vergüenza para quienes lo padecemos.

Ya sea por creencia común o por el uso del internet, se usa comida disponible en nuestros hogares para tratar el acné. Como el vinagre de manzana (que no es recomendable, por el pH de 2-3, cuando la piel es de 5.5), el café, el azúcar, etc.
Nunca debemos aplicar comida en nuestra cara. En laboratorios usan extracciones de plantas o frutas pero sus componentes están debidamente procesados para ese fin y no para el consumo digestivo. Tal fue mi caso con esos ingredientes. Resulta que desde 1979 se sabe que el uso de abrasivos como exfoliantes crea fricción y, por lo tanto, apariciones de más granos (acné mecánico). Y aún así por conocimiento familiar lo usaba; comprobé ya en la práctica que empeoraba mi condición.

Fotografía por: Pixabay
Esta enfermedad tiene diferentes clasificaciones y, según su severidad el dermatólogo recetará activos tópicos u orales (terapia tópica y terapia sistémica). Para el tratamiento existen componentes activos del acné científicamente investigados. Los siguientes activos son recomendados por la Revista Médica de Costa Rica y Centroamérica:
Ácido Salicílico: la revista asevera que “tiene efectos anti-inflamatorios y comedolíticos leves. Puede ser utilizado como terapia inicial en el acné leve o como coadyuvante”. Su acción recae principalmente en ayudar a desobstruir poros retardando la muerte celular y, por lo tanto, secar el acné. Puede presentarse en diferentes formatos: sérum, jabones, cremas hidratantes, etc.
Ácido Azelaico: “Presenta propiedades comedolíticas y antibacterianas, además ayuda a blanquear la hiperpigmentación post acné”, plantea la Revista Médica de Costa Rica y Centroamérica. Además de advertir posibles irritaciones según el porcentaje que se recete, es muy recomendado “en el acné comedoniano e inflamatorio”.
Peróxido de Benzolio: “Es un poderoso agente antimicrobiano que actúa rápidamente destruyendo las bacterias y levaduras. Comparado con los antibióticos tópicos, es más efectivo y más rápido suprimiendo al P. acnés”. Como asevera la revista, su función principal es matar la bacteria causante del acné, y ayudar secar a la vez el exceso de sebo. Su gran ventaja es que no induce resistencia bacteriana (cuando la bacteria puede sobrevivir aún con el uso del antibiótico).
BOOM DE LA NIACINAMIDA COMO UNO DE LOS COMPONENTES ACTIVOS DEL ACNÉ
En estos tiempos modernos, la niacinamida ha tenido un fuerte crecimiento como componente activo del acné en la mayoría de productos dermocosméticos. Yo, sin saberlo, observé que la mayoría de mis productos en su lista de ingredientes la incluyen.

Esta molécula se caracteriza por ser altamente tolerable para todo tipo de pieles (incluidas las grasas con tendencia a acné). Por esto, se convirtió en candidata para posicionarse como ingrediente estrella para la regulación de la producción del sebo, antiinflamatorio y acción anti manchas. En consecuencia, la disminución de granos y la pigmentación post acné.
Pero sus beneficios no terminan ahí. Según el laboratorio Cerave, es un gran antioxidante ya que “contrarresta el estrés oxidativo que provoca el envejecimiento prematuro que es provocado por el tabaco, alcohol, rayos ultravioletas y la polución”.
En algunos laboratorios, como por ejemplo La Roche Posay, The Ordinary y Good Molecules, han lanzado productos con hasta 10% de niacinamida. Lo que resulta curioso, ya que promocionan y crean productos con ese porcentaje cuando no existen investigaciones que avalen que sea más efectivo. Los ensayos actuales se han realizado con la concentración de 2% a 5%.
Existen otros componentes activos del acné en sus niveles, pero los nombrados están orientados al leve, y el médico deberá encontrar los adecuados para los severos. Estos componentes puede tener diferentes reacciones a cada tipo de piel, por eso es recomendable que consultemos siempre con un médico.
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