Cada año, la Tierra es bombardeada por aproximadamente 16 toneladas de meteoritos. La mayoría apenas alcanzan una decena de gramos de masa y son tan pequeños que pasan desapercibidos. Mientras que otros, pueden causar un resplandor en el cielo nocturno que desaparece en cuestión de segundos.
Actualmente, algunas de esas rocas se encuentran expuestas en museos, resguardadas cerca de la zona donde cayeron o en otros casos, apenas quedó un registro.