El cambio climático es un tópico que ha estado en la agenda política y social desde hace décadas. Periodos como las múltiples revoluciones industriales, las numerosas guerras que el ser humano ha provocado y la constante creación de elementos como aviones, automóviles y demás maquinarias (no solo de uso personal/comercial), han dejado una huella que, en algunos casos ya es irreversible, ha afectado al planeta en el que nos tocó vivir, condenándonos (debido a nuestras propias acciones) a perseguir el casi infinito intento de conservar lo que aún mantiene viva la naturaleza que abunda en las naciones del globo terráqueo.
Es así como desde hace varios años, varios gobiernos de varias naciones y numerosas ONG’s a nivel mundial han comenzado ese largo camino donde el objetivo es detectar, investigar y palear las numerosas consecuencias que el cambio climático está provocando en los distintos hábitats naturales del mundo como las selvas, los desiertos o los mares, y es que como un 71% de la superficie de nuestro planeta se compone de agua, resulta en una investigación de gran tamaño.
Es bajo esta premisa que términos como «aumento del nivel del mar», «incremento de la temperatura» o «acidificación» (significando este ultimo que los océanos se están volviendo cada vez mas ácidos debido a que absorben mas CO2 proveniente de la atmósfera y los niveles de oxigeno de estos, disminuyen) se vuelven más comunes en el mundo de las noticias cuando se habla del cambio climático y su impacto en los océanos. De la misma manera, al sufrir estos cambios tan drásticos, la fauna y la flora de estos océanos se ve afectada de tal manera que varias especies pueden llegar a extinguirse, tal es el caso de uno de los santuarios más pintorescos que el océano puede ofrecer, los arrecifes de corales que con el aumento de un grado y medio de temperatura, se podría producir la perdida del 70 al 90% de los arrecifes de corales.
A pesar de que los océanos son muy susceptibles al cambio climático, ellos son también el mayor aliado al momento de combatir puesto que, dichos mares, absorben el equivalente al 90% del calor generado por el cambio climático.
Es bajo esa premisa que el cuidar a los océanos, puede ser convertirse en una gran medida que puede aportar al combate contra el cambio climático. Asimismo, una de las maneras en las que los océanos pueden cuidarse es reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, sin embargo, dichas decisiones deben ser, además de unánimes, tomadas por los gobiernos de varias naciones, siendo el momento mas significativo para la toma y discusión de estas decisiones, el momento en el que se realiza la Conferencia de las Partes, también llamada COP, donde numerosos lideres mundiales y representantes de organizaciones contra el cambio climático presentan sus ideas para innovar en la mitigación de este efecto y no dejar así que nuestros océanos, ríos y lagos se contaminen más de lo que ya están.
Así, estas organizaciones y gobiernos trabajan para difundir y financiar proyectos que busquen no solo concientizar sobre el cuidado de los oceanos, sino también el dar a conocer el importante rol que estos juegan dentro del combate contra el calentamiento global. Asimismo, en Chile algunos de estos proyectos se llevan a cabo, como es el caso de la fundación «Fridays for Future» que ya tiene presencia en nuestro país, la mayor presencia de energías limpias o el reciclaje volviéndose algo que está cada vez más al alcance de la ciudadanía.
Si bien estos cambios son a nivel gubernamental, varios de las campañas que los mismos gobiernos y organizaciones crean, van también dirigidas hacía el combate contra el cambio climático de forma más micro, es decir, dirigidos hacía acciones más bien simples que la ciudadanía puede cumplir para combatir los efectos del calentamiento global. Dentro de ellas, y las que más ayudan al océano, están el desuso de plásticos (bombillas, bolsas, etc…)
En Chile los efectos del calentamiento global afectan (principalmente) tres elementos naturales presentes en nuestras regiones acuáticas. El primero de ellos corresponde al evento de «El Niño» el cual sucede en un lapso de tiempo que varía entre los 3 a 8 años. Este fenómeno es provocado por el calentamiento de las aguas del océano Pacífico, asimismo, las consecuencias de este evento son, principalmente, intensas lluvias dentro del hemisferio sur del planeta, así, si el cambio climático sigue su curso, sería cada vez mas frecuente ver este fenómeno azotar a los países del sur del mundo, lo que provocaría estragos geográficos significantes en esta parte del mundo. El segundo elemento que se vería afectado por el cambio climático son las especies marinas autóctonas de nuestras costas.
Las costas de Chile se ven muy afectadas por una corriente marina en específico, siendo esta la corriente de Humboldt (que también afecta a otras naciones vecinas). Esta corriente se caracteriza por ser una corriente de baja velocidad, muy amplia y sobretodo, fría, dejando solamente posibilidades de vida adecuadas para especies acostumbradas a aguas frías.
Es bajo este sentido que, si nuestros océanos siguen aumentando su temperatura, no solo se dificulta la existencia de las fauna y flora marina perteneciente a las aguas frías, sino que también se provoca una suerte de «migración» de especies no nativas a nuestra vida salvaje marina como tiburones, tortugas marinas o medusas que encontrarían un lugar donde asentarse, siendo este la aguas aledañas a nuestras costas, provocando así que cada vez sea más común ver estas especies en la vida salvaje de nuestros mares.
Finalmente, el último de estos elementos nacionales que también se ve afectado por el calentamiento global. Además este glaciar forma parte del campo de hielo, «Campos de Hiel Sur» que es la tercera extensión de masa de hielos más grande del mundo, convirtiendo este glaciar en una de las fuentes mas grandes de agua dulce del mundo. Asimismo, (y tal como pasa en todos los desiertos de hielo) este se está derritiendo constantemente, lo que, en un futuro, provocaría un problema medioambiental.