Mujeres y hombres ¿enfermamos de igual forma?

Revisando una entrevista de Lina Meruane, donde comenta el muerte de la madre de una de sus mejores amigas hace 10 años atrás. Comencé a tener la duda si, mujeres y hombres ¿enfermaremos de la misma manera?

En una de sus pocas conversaciones con los medios. La escritora chilena describe una pérdida, que a su juicio, fue netamente evitable. Durante el año 2012, la mujer que conoció por tantos años, debió asistir a un centro de urgencias por mareos y acidez estomacal intensiva. Lejos de asimilarlo como un infarto al corazón, a pesar del historial familial registrado, el personal de salud anuló aquella sintomatología como consecuencia de un problema cardiovascular. Descartando de primera un electrocardiograma.

La narrativa de aquella situación, me dejó analizando la influencia androcentrista sobre el mundo, la medicina y el cuidado del cuerpo. La misma idea con la que Lina arremete el final del relato sobre su mejor amiga.

Con mi intento de responder a la pregunta inicial. La Catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UA, María Teresa Ruiz Cantero, asegura la existencia de hasta 7000 patologías en las que existen diferencias sintomáticas según el sexo. Provocando retrasos en las valoraciones médicas e, incluso, generando diagnósticos erróneos, como el de Beatriz.

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Salud y enfermedad de mujeres

Al parecer, según como describe un estudio de la Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM. El interés relativamente reciente en la salud de la mujer como un paso de individualización de la salud física, comenzó recién los últimos años. Llevando a la comunidad médica, un intento de reestructuración debido a las diferencias entre hombres y mujeres.

Gracias a este mismo informe, conocemos que las mujeres acuden con mayor frecuencia al médico que los hombres. ¿Eso significa que nosotras enfermamos más?, pareciera ser una contracorriente a las estadísticas registradas en la mayoría de los país. En donde, desde el nacimiento, es sexo masculino es más vulnerable y, en promedio, vive 5 o 6 años menos que las mujeres.

Sin embargo, la asistencia de las mujeres a los lugares de salud tiene que ver con algo sociológico: las mujeres acostumbrar hablar de sus malestares mucho más que los hombres, entre sus círculos cercanos y con especificidad durante las visitas al médico. Teniendo un vínculo mayor en relación a la salud y la enfermedad.

Sumado a ello, no hay que descartar que el sexo femenino presenta experiencias biológicas diferentes. La menstruación, la concepción, el nacimiento de hijos y la menopausia, son acontecimientos que crea una percepción más realistas de su propia vulnerabilidad.

Por ello, en este proceso de investigación que se ha sobrepuesta el mundo de la medicina poco a poco. Marcar las diferencias de género biológico y social que pretende acentuar Petra Kolip (Universidad de Zurich), se vuelve necesario.

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Diferencias sintomáticas

En relación a los riesgos vitales adquirido durante la vida de hombres y mujeres. Los estudios epidemiológicos realizados en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, se señalan que las mujeres suelen manifestar una sintomatología más extensa de malestares que los hombres en relación a ciertas enfermedades.

Ellas padecen más frecuentemente de enfermedades psíquicas sin que existan males orgánicos específicos y reciben el doble de medicamentos psicotrópicos que los hombres. Las diferencias anatómicas no pueden explicar por sí mismas esta paradoja del género.

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