El impacto medioambiental de las mascarillas desechables

En los últimos dos años, la utilización de las mascarillas alrededor del mundo creció inmensamente por las normas de protección contra el coronavirus. Sin embargo, el impacto medioambiental de las mascarillas desechables se ha convertido en un problema de contaminación en el mundo.

La necesidad de las mascarillas desechables en la comunidad

La crisis sanitaria por la que atraviesa Chile desde marzo del 2020 generó que las mascarillas se transformaran en una necesidad para nosotros como comunidad. Ante esto, el comercio aumentó las ventas de este producto y ¿cuál era la solución más sencilla para el consumidor? Claro, comprar las mascarillas desechables que, aparte de traer más unidades, eran más económicas.

Según los datos entregados por el Seremi del Medio Ambiente, por cada ciudadano chileno se hacen estimaciones cercanas a la utilización de dos mascarillas por día, lo que llevaría a un resultado de 34 millones de cubrebocas a diario. No existen cifras exactas, pero la experiencia me ha demostrado que una gran cantidad de esos residuos terminan en paraderos que acrecientan los problemas medioambientales.

El impacto medioambiental de las mascarillas desechables

La seriedad del impacto medioambiental de las mascarillas desechables

Las medidas sanitarias se volvieron parte de nuestro día a día. Ya es común caminar por las calles y encontrarse con muchas personas utilizando mascarillas. No obstante, el uso de las mascarillas desechables se ha sumado al conflicto medioambiental para la flora y fauna que existe en el mundo.

En lo personal, encuentro un sinfín de mascarillas desechables botadas en las calles. Estas son tan livianas que pueden trasladarse con ayuda del viento a diferentes lugares, incluyendo ríos, lagos o mares. Al no ser biodegradables ni reciclables, estas tienden a pasar desapercibidas por las personas, debido a su única utilización.

Cabe recordar que las mascarillas desechables están compuestas principalmente por elementos de plástico, por lo que tarda alrededor de 450 años en degradarse. El largo recorrido que estas realizan afecta principalmente a los animales, sobre todo los que se encuentran en el mar.

En mayo de este año, Francisco Correa, especialista en cambio climático e investigador del Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible de la Universidad Autónoma de Chile, se refirió al problema en La Tercera. «La culpa no es de las mascarillas, las cuales fueron fabricadas para su uso sanitario. La responsabilidad es de los seres humanos. Con el pasar del tiempo, estos elementos van a fragmentarse en micro o nano plásticos, que no se descomponen, y que generan profundos daños a la flora, fauna y recursos hídricos”, señaló.

el impacto medioambiental de las mascarillas desechables

El impacto marítimo de las mascarillas desechables

Sin lugar a dudas, el impacto medioambiental de las mascarillas desechables golpeó con más fuerza al mundo acuático. En los últimos dos años los diferentes mares han tenido que enfrentar la llegada masiva de las mascarillas desechables que le envía el ser humano. Diferentes expertos y buzos han señalado en un reportaje realizado por El Mundo que la aparición de esa enorme cantidad de residuos en el mar fue sorpresiva, a pesar de los grandes problemas de contaminación presentes antes del coronavirus.

Los animales son los que más han sufrido. Las atrocidades que he tenido que observar en las playas me ha llevado a visibilizar este tema. Un día me tocó presenciar el intento de rescate que tuvo una persona con una gaviota que estaba atrapada por la cinta de una mascarilla, la que afortunadamente tuvo éxito. Pero como este, hay muchos casos que se dan con frecuencia en los diferentes lugares del planeta.

Según los registros presentados por la Organización Mundial de la Salud en el 2022, el índice de contaminación aumentó considerablemente desde marzo del 2020 hasta noviembre del 2021. Los resultados arrojaron que 87.000 toneladas de residuos correspondientes a los cuidados sanitarios (mascarillas, guantes, vacunas, entre otros) se enviaron a diferentes países y un 75% de estos terminó en mares, ríos o vertederos.

En los registros rescatados por algunos trabajos periodísticos, se puede observar cómo estas mascarillas se transforman en una trampa mortal para la vida animal.

Soluciones al problema de las mascarillas desechables

El conflicto de contaminación es una de las problemáticas que más está pidiendo su atención a través de todo el mundo. En situaciones como la que se está viviendo con las mascarillas solo queda por preguntar, ¿qué se debe hacer entonces? La recomendación principal, entregada por la Organización Mundial de la Salud, es botar estas mascarillas en un contenedor donde no se mezclen con basura reciclable como latas, papel o vidrio.

En cuanto a su uso, a pesar de que dejó de ser una medida obligatoria en algunos países, muchas personas continuamos utilizando su mascarilla por seguridad. Por ese motivo, solo queda cumplir con el procedimiento recomendado para evitar o, al menos, disminuir en un corto plazo esta problemática medioambiental que afecta a los seres humanos, animales y paisajes.

Es importante también que continúen surgiendo organizaciones que ayuden a la limpieza de áreas verdes y playas. Ellos han sido un pilar fundamental en la lucha por terminar con la contaminación ambiental, manteniendo los lugares lo más limpio posible.

El impacto medioambiental de las mascarillas desechables

Hace algunos meses, la Municipalidad de Santiago anunció la instalación de 13 contenedores en la comuna para poder reciclar las mascarillas de plástico. Según lo señalado, las mascarillas se trasladarán a la planta Unidad de Desarrollo Tecnológico de la Universidad de Concepción, en la Región del Biobío, donde se reciclarán y se transformarán en distintos productos plásticos.

Cabe destacar que Concepción fue la primera ciudad en Chile que inició un plan para reciclar las mascarillas. Este fue un trabajo en conjunto de la Municipalidad de Concepción y la UdeC.

El impacto medioambiental de las mascarillas desechables

Cambio climático: efectos en la flora y fauna

El cambio climático es un proceso natural que ocurre cada cierto tiempo en la tierra, de manera sistemática. Sin embargo, en la actualidad existe un aumento desproporcionado de la temperatura, lo que conlleva a que existan variaciones en el clima, como también, ciertos efectos en la flora y fauna.

Desde muy pequeña, me ha interesado aprender sobre el medio ambiente y los ecosistemas. A medida que fui creciendo, me di cuenta de que el clima y mi entorno ya no es igual a como cuando tenía cinco años. Además, la flora y fauna que estaba acostumbrada a ver cuando iba al parque, ya no se encuentran en el mismo estado. En cambio, no fue hasta siete años atrás, que comencé a ser consciente de que el cambio climático existe y es la principal causa de estos fenómenos.

El primer paso para comprender estos sucesos es entender que el calentamiento global y el cambio climático no son el mismo proceso, sino que el primero es la causa del segundo. Es decir, el aumento significativo de temperatura del planeta es provocado por las emisiones de la atmósfera de gases de efecto invernadero. Esto genera que existan variaciones en el clima, un aumento del nivel del mar y peligro de extinción de numerosas especies de flora y fauna. Sucesos que de manera natural no se producirían.

En segundo lugar, hay que identificar que la deforestación, la aparición de fenómenos meteorológicos, la excesiva explotación minera y petrolera, la producción desproporcionada de basura, aumento de los gases de efecto invernadero, la contaminación del agua, el empobrecimiento de los suelos son solo algunas de las causas del cambio climático.

Efectos del cambio climático en la flora y fauna
Imagen de Freepik

Efectos del cambio climático en la flora y fauna a nivel global

Cuando hablamos de cambio climático tenemos que entender que este es un proceso natural que ocurre sistemáticamente en la tierra. Es un proceso periódico en el que el clima en la tierra se altera y eso afecta a los ecosistemas, la flora y la fauna.

El actual cambio climático qué se ha producido en los últimos 300 años, es distinto a los cambios que se dan en la tierra de forma habitual. Esto es porque las acciones antrópicas, es decir, acciones ejercidas por el ser humano, han acelerado este proceso, provocando principalmente que las temperaturas aumenten. Este cambio acelerado en las temperaturas es lo que provoca que los ecosistemas y las especies no generen mecanismos de adaptación ante estos nuevos escenarios.

Efectos del cambio climático en la flora y fauna
Foto archivo AFP

¿Cómo ocurría antes?

El cambio climático evolucionaba de manera paulatina y esto generaba que las especies tuvieran la capacidad de adaptación a estos nuevos cambios. Es decir, esta evolución se producía en millones de años, periodo suficiente para que tanto la flora, la fauna y la geográfica aprendieran a familiarizarse con estos cambios.

Debido al proceso actual, las temperaturas y el cambio climático es tan acelerado, que las especies no tienen la capacidad de adaptación ante esta nueva realidad a la que ya se están enfrentando.

Esto provoca pérdidas de especies, variaciones en el funcionamiento de los ecosistemas y alteraciones en los ciclos hidrológicos. En general, se crea un cambio en el funcionamiento de los ecosistemas en su totalidad. Lo anterior se debe principalmente porque hay flora y fauna que no poseen la capacidad de adaptación en un corto plazo. En consecuencia, estas especies se ven afectadas directamente, lo que finalmente provoca que sus poblaciones disminuyan.

Situación actual con respecto a la flora

Conforme con el Observatorio Pirenaico Del Cambio Climático “los cambios en los diferentes parámetros climáticos y el aumento de la concentración atmosférica de CO2, influyen en la fotosíntesis y tiene efectos sobre el crecimiento y desarrollo de toda la vegetación”.

A partir de este análisis, aprendí que el cambio climático provoca cambios en varias etapas de la vida de las plantas, como la aparición temprana de los primeros brotes en primavera y la extensión de la etapa de crecimiento.

Finalmente, este estudio evidenció que los cambios en el uso de la tierra y otros factores estresantes humanos, así como los cambios en la composición, el ciclo de vida y la distribución de las plantas, pueden generar cambios en los ecosistemas que amenazan importantes servicios ecosistémicos, como la protección de especies y ecosistemas sensibles, y la provisión de sostenibilidad ecológica.

Efectos del cambio climático en la flora y fauna
Fotografía de Alamy

Efectos del cambio climático en la flora y fauna chilena

De acuerdo con el estudio “Biodiversidad y cambio climático en Chile: Evidencia científica para la toma de decisiones” publicado por el Informe de la mesa de Biodiversidad en 2019, este proceso “es considerado la tercera amenaza global a la biodiversidad después del cambio del uso del suelo, del mar y la explotación directa de las especies”.

Además, este informe establece que «el modelamiento bajo diferentes escenarios de emisiones de CO2 muestra que, si la temperatura global continúa aumentando y las precipitaciones continúan disminuyendo en gran parte del país, el paisaje chileno será muy diferente al actual, con grandes cambios en la distribución de los ecosistemas y las especies nativas y exóticas».

¿Qué ocurre en la región del Biobío?

Según el libro Bosques de la tierra del Biobío, la región se encuentran en un ecotono, lo que significa que es una zona en la cual existe una transición entre varios ecosistemas. “Hacia el sur aumentan las precipitaciones y disminuye la temperatura, favoreciendo a los bosques más húmedos y densos. Por el contrario, hacia el norte aumenta la temperatura y disminuyen las precipitaciones, lo que propicia un bosque más seco, de hojas siempreverdes y duras”, indica.

A la vez, este mismo estudio señala que “existe una marcada influencia longitudinal de las cordilleras, generando bosques densos en la cordillera de la Costa y precordillera andina, para luego dar paso a bosques ralos y achaparrados en los Andes de mayor altitud, hasta la completa desaparición de la vegetación en la alta montaña andina”.

¿Cómo enfrentan las especies estos cambios?

Con la finalidad de conocer más sobre lo que sucede con respecto a este fenómeno en la región del Biobío, conversé con Luis Gatica Mora, ingeniero en Conservación de Recursos Naturales. Me comentó que específicamente en esta región hay algunas especies que son más susceptibles a este cambio climático y que en sí, sus poblaciones ya son reducidas. Sumado a este cambio acelerado, las capacidades de adaptaciones son muy escasas. Por lo que promover acciones de restauración y reforestación de estas especies es fundamental.

“Especies como el Gomortega keule, Pitavia punctata (pitao) y Guindo Santo son especies que ya de por sí tienen una población muy reducida, y se ven aún más afectadas con estos cambios climáticos acelerados”, agrega.

El problema detrás de este suceso es que cuando se extinguen las especies por cambio climático, ciertas funciones que esta flora y fauna cumplían dentro de los ecosistemas, dejan de existir. Lo que rápidamente puede desembocar en pérdidas de contribuciones de la naturaleza hacia nosotros como seres humanos o más bien conocidos como servicios ecosistémicos. De aquí radica la importancia de cuidar el medio ambiente y los ecosistemas que nos rodean, porque cualquier acción, por muy pequeña que sea, puede salvar la vida de miles de especies.

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Cuida las áreas verdes como a ti mismo

Mantener contacto con áreas verdes fomenta la creatividad, reduce el estrés y la angustia, entre otros múltiples beneficios .

Árboles talados ilegalmente, reducción de parques nacionales, la inminente contaminación que crece día a día, entre otros, son sólo algunos de los eventos que van deteriorando el cuidado y respeto por nuestras áreas verdes protegidas.

Crecer en un ambiente rodeado de verde y aire fresco, te hace tener una percepción y conexión especial con el entorno, por lo que cuidar la naturaleza para apreciar sus maravillas siempre será un pensamiento presente en mi mente.

A raíz de eventos como los ya mencionados, uno se hace preguntas como: ¿Se sabe cuáles son las áreas verdes protegidas en Chile? ¿Por qué es importante preservar estos espacios?

Chile y la protección de su medioambiente

En la Convención para la Protección de la Flora, de la Fauna y de las Bellezas Escénicas Naturales de los Países de América realizada en 1940, parque nacional se define como regiones dedicadas a la protección y conservación de las bellezas naturales, flora y fauna características de la nación.

Tratado del cual Chile es parte desde 1967 y actualmente consagra alrededor de 106 unidades del patrimonio ambiental. De las cuales 42 son parques nacionales, 46 reservas nacionales y 18 monumentos naturales.

En mi experiencia viviendo en una zona rodeada de naturaleza, como lo es el sur de Chile, y a su vez tener la fortuna de haber visitado un basta cantidad de parques nacionales, he podido observar que cada vez hay menos conciencia y respeto hacia nuestro entorno. Esto hace que haya aumentos significativos en desafíos medioambientales.

Luchas medioambientales

A pesar de que hayan referentes famosos que promuevan el cuidado de las áreas verdes, siguen existiendo agentes e industrias que contaminan tanto el territorio chileno como el mundial.

En mayo del 2021 en la primera sesión de «La tragedia ambiental de América Latina y el Caribe, y el caso de Chile«, el investigador del CAPP César Morales mencionó que «gran parte de la población de Chile vive en áreas afectadas severamente por la degradación. El principal riesgo para nuestro país es la persistente disminución de las precipitaciones en casi todas las comunas, riesgo que se incrementa significativamente a 2050. En 2070, la proyección es que sólo en tres comunas no disminuirán las precipitaciones».

Esto se debe a que actividades contaminantes como la minería, industria forestal e hidroeléctrica, se sigan desarrollando en áreas protegidas y sean permitidas por leyes especiales.

Por lo que apoyar proyectos de ley como el que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) es fundamental para combatir las acciones contaminantes en Chile. Este proyecto establece regular las áreas protegidas, con normativas y exigencias adecuadas para cada categoría de área verde protegida; es decir, procurará la preservación de los recursos naturales y prohibirá la explotación de estos con fines comerciales.

Hechos significativos en la conservación de áreas protegidas  

Fotografía recuperada de Blog del Proyecto Lemu

De acuerdo al sexto Reporte del Estado del Medio Ambiente (REMA) 2021 se da cuenta de datos relevantes tales como:

  • 2020 se unió a la mega sequía que afecta a Chile desde el 2006. El índice de precipitación estandarizado se situó en -0.7, que corresponde a un rango ligeramente seco y en que los principales ríos -monitoreados por la Dirección General de Aguas- presentan caudales por debajo de su promedio histórico.
  • En 2020 se integraron nuevas áreas protegidas, alcanzando164.863 km², es decir, un 21,8% del territorio nacional. Lo cual gracias a la nueva Ley de Humedales Urbanos se reconocieron 53 nuevas áreas protegidas.
  • Desde 2016 al 2021 se registra un aumento de los derechos de agua otorgados en la mayoría de las cuencas. El río Palena y Costeras de la Región de Los Lagos presenta el mayor incremento (75%), mientas que la cuenca del río Maipo acumula la mayor cantidad de derechos en el tiempo, totalizando 6.200 a septiembre de 2021.
  • Chile continúa teniendo un bajo aporte de 0,24% en el total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel mundial, sin embargo, se han propuesto compromisos ambiciosos de reducción y adaptación, con el propósito de alcanzar la meta de carbono neutralidad en 2050.

Si dejamos de lado el clasificar estos datos como buenos o malos, demuestran como la intervención humana crea efectos significativos en el ambiente y en vez de crear descensos en la calidad de nuestro entorno debemos comenzar a pensar en las maravillas que nos estrega este y cuidarlas.

Beneficios que entrega el contacto con áreas verdes

Según un estudio de Ming Kuo, investigador de la Universidad de Illinois, publicado en la revista Frontiers in Psychology, mantener el contacto con la naturaleza estimula nuestro sistema inmune, mejorando nuestra salud física y mental.

Para mí el tener contacto con la naturaleza es una instancia de paz y apreciación de las maravillas que nos puede entregar nuestro entorno. Cada lugar es único y especial, por lo que las energías que nos regalan son inigualables. Siempre que me interno en un sendero, ya sea en la costa o en la montaña, me da momentos de mucha introspección donde puedo ser libre y meditar rodeada de naturaleza.

Y lo mejor de todo, son los múltiples beneficios que nos entregan las áreas verdes, los cuales influyen positivamente en nuestro desarrollo.

Razones por las cuales se debe concientizar la importancia de cuidar y proteger nuestras áreas verdes. Tomar acciones que tengan impactos benéficos es nuestro deber, luego de tanto daño causado por nuestras manos.

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Agüita de boldo: Chile y su potencial como exportador de boldina para fines medicinales

La primera aclaración es que, a veces, tendemos a pensar que el conocimiento científico de “alto impacto” habita en esferas distantes, laboratorios europeos o norteamericanos y que nuestro país, quizás aún no tiene cabida en esos espacios. La verdad es que el proyecto focalizado en el boldo llamado: “Implementación de una Plataforma Biotecnológica para la producción sostenible de Boldina”, se gestó y crece aquí, en Concepción. 

La segunda, es que como ocurre con las ideas en este siglo, resulta que alguien ya fue precursor de esta pero de manera más primigenia. Esta ocurrencia, la cual llamaremos “Proyecto Boldo” tiene sus inicios a principios del 2019. Sin embargo, la imagen sanadora de esta especie fue concebida gracias al uso que le daban los pueblos originarios.

En mi búsqueda, me encontré con la figura de Martín Gusinde, sacerdote y etnólogo de origen polaco que visitó el Cono Sur hace más de un siglo. Esta figura se interesó por las costumbres y características de los grupos indígenas de nuestro territorio y descubrió, entre otras cosas, que el boldo era una planta ampliamente usada por estos. Su fin era principalmente tratar dolencias o molestias en las articulaciones.

¿Por qué nos importa el boldo?

En la tercera edición del documento “Perfil de Proyecto” de la iniciativa, se pueden encontrar detalles acerca del alto valor medicinal del boldo, el cual radica en sus principios activos contenidos en sus hojas y corteza. Los beneficios que la industria farmacéutica le ha dado son increíblemente variados. A este alcaloide se le atribuyen tratamientos de afecciones hepáticas, cálculos biliares, cistitis y reumatismo, afecciones renales y enfermedades neurodegenerativas.

El biotecnólogo Jorge González, quien lleva adelante esta investigación, señala que existen dos principales aspectos que elevan la importancia del boldo. “Primero, es  endémica, propia del lugar y por lo tanto el país está mandatado a generar un uso sustentable. Además, el boldo es una de las especies nativas más conocidas y comercializadas, para nadie es raro un té de boldo. Si hay un comercio tiene que haber una regulación”, comentó.

Crecimiento de la industria exportadora de boldo

Según lo indicado en el documento de «Propuesta y Perfil de Proyecto», hoy el intercambio y la producción de la especie se expandió enormemente. Actualmente, el mercado apunta principalmente a la exportación de las hojas y corteza como materia prima para la obtención de los principios activos. Esta actividad data desde del año 1981, cuando las exportaciones bordeaban los 640.000 kg al año. Cuando hablamos de expansión, nos referimos a que el año 2017 los registros mostraban volúmenes de 2.257.029 kg anuales.

Pero, ¿cuál es el problema?

El protagonista de este asunto es sin duda, el Instituto Forestal (INFOR), más específicamente su línea de Conservación y Mejoramiento Genético. Esta división, parece estar constantemente reafirmando su compromiso con el sector forestal, sobre todo, con las especies nativas. Dentro del marco de su compromiso se dieron cuenta de más de un problema con el boldo. 

Una de las falencias ocurre en la etapa de extracción, muchas veces se debe sacar la materia prima desde las poblaciones naturales, lo cual implica un costo asociado a la recolección y un deterioro de su conservación. Además, el método utilizado para extraer los beneficios del boldo casi siempre destruye esta materia.

No hay que olvidar que uno de los fines de este proyecto es establecer un modelo comercial, por ende, el foco es la productividad. Dicho esto, los investigadores descubrieron que si bien las hojas son la principal exportación, estas presentan la mayor variación de principios activos. Es decir, presentan diferencias en cuanto al rendimiento y no es posible generar una aproximación estándar, lo cual no permite industrializar el proceso.

Generación de callo (células meristemáticas) a partir de discos de hoja generados desde vitroplantas a 30 días desde su cultivo.

Lo que proponen los investigadores es, en sus palabras, simple. Para quienes no pertenecen a la comunidad científica podría parecer que proviene de alguna película y entiendo por qué.

En primera instancia, buscan limitar las visitas a plantaciones que se dediquen o contengan ejemplares, conservando la especie.

Entonces, ¿de dónde provendrá la materia prima? La propuesta de INFOR es el desarrollo de un modelo de producción in vitro de biomasa, ya que permite la clonación de material selecto, disminuyendo la variabilidad genética. Además, reduce la variación ambiental, ya que se realiza bajo condiciones controladas.

Biotecnología como herramienta generadora de soluciones

Acudí a la biotecnóloga Tamara Vera del Instituto Forestal, quien está ligada al proyecto, para que me comentara acerca de la aplicación de la biotecnología. En sus palabras el boldo es una inteligencia viviente que permite solucionar problemáticas a través de un compuesto químico. “Hay que pensar todo esto como una sinergia de técnicas,las cuales trabajan al unísono para manejar el boldo. Biotecnología y silvicultura son herramientas que se tienen que juntar, ninguna es mejor que la otra” declaró. 

En párrafos anteriores mencioné el deseo de industrializar este proceso, sin embargo, la verdad es que tras lo caótico que puede sonar mezclar la industria con los retazos de bosque nativo que aún quedan en el país, yace la protección de especies con alto potencial cultural y por qué no, sanador. 

Me parece fantástico que la materia prima se cree en un laboratorio a partir de clones y que la flora nativa del país descanse en los bosques a los cuales pertenece. 

Parece ser que el verde de los bosques actualmente obedece al verde del dinero. Y en medio de aquella puja no es anormal pensar que asimismo como puede ocurrir una poda masiva de quillay (especie endémica de Chile) dado su reciente uso en vacunas contra el covid-19, le ocurra lo mismo al boldo. 

No es la industria, sino quienes la manejan y conforman, los responsables de que esta avance sin perjudicar a la fábrica más grande y coordinada de alimento y nutrientes: la naturaleza. 

Humedales artificiales: una solución ecológica

Los humedales cumplen una importante función en la naturaleza y la vida humana.

El docente de la universidad del Bío Bío, Pedro Cisterna Osorio, está detrás de los humedales artificiales, iniciativa que busca descontaminar los cuerpos de agua y, al mismo tiempo, dar una solución a la población más vulnerable del país: los campamentos.

El 6 de agosto de 2022 se presentó una noticia importante que pasó inadvertida. El diario Concepción publicó una nota titulada “Piloto de humedal artificial busca descontaminar laguna Lo Custodio”, donde se da cuenta de un proyecto que busca descontaminar los cinco cuerpos de agua presentes en el Gran Concepción, partiendo por la laguna Lo Custodio. Inmediatamente me metí a la noticia ya que el tema no me era ajeno.

Efectivamente, se trata de un proyecto del ingeniero químico de la Universidad del Bío Bío, Pedro Cisternas, quien lleva años trabajando con los humedales artificiales. A Pedro lo conocí a través de mi padre, quien es un activo defensor de los derechos medioambientales y las personas. Se conocieron en los ‘80, cuando ambos se desempeñaban como dirigentes estudiantiles en la región.

Con una marcada conciencia social y ambiental, se volvieron a encontrar durante el año 2019, momento en el cual mi padre, Javier del Río, entraba de lleno a la Coordinadora por la defensa del  Andalién y el humedal Rocuant-Andalién. ¿Por qué? La organización quería aprender a limpiar el ecosistema del río y el proyecto de Cisterna es uno de los más prometedores.

“Unas de las medidas que estamos realizando también es la observación de cómo se construyen humedales artificiales que tienen por objetivo limpiar los humedales cuando tienen mucha contaminación y el saneamiento de aguas negras, sobre todo de campamentos, de los cuales hay mucho a lo largo de la cuenca del río Andalién”, comenta Javier al respecto del trabajo en conjunto con Pedro. Asimismo, cabe destacar que del Río es jefe de proyecto de la creación de humedales urbanos en la Universidad del Bío Bío, casa de estudios estatal, el cuál busca ayudar a sanear aguas residuales en campamentos irregulares que no cuentan con sistema de aguas.

Campamentos y acceso al agua

Para poner en contexto, según el último catastro realizado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo en conjunto con el Centro de Estudios Longitudinales de la Universidad Católica de la Santísima Concepción -entre el año 2021 y 2022- menos del 6 % de los asentamientos irregulares tienen acceso regular a agua potable y saneamiento de residuos. De igual forma, Sebastian Donoso, encargado regional de asentamientos precarios del Servicio de Vivienda y Urbanismo de la región del Bío Bío, comenta que también se está viviendo un incremento en la cantidad de personas que viven en estos lugares en parte por ‘el efecto pandemia, el estallido social y aumento del costo de la vida’, entre otros factores.

Sumergiéndose en los humedales artificiales

Al igual que mi padre, he sido parte activa de la defensa del río Andalién y sus humedales. Las temáticas medioambientales siempre han llamado mi atención puesto que me es imposible sentirme ajeno. Es nuestra realidad y, a pesar de que no pertenecemos a la generación responsable de la debacle que se vive en torno a la aceleración antropogénica -que es resultado de la acción de los humanos- , siento una profunda responsabilidad para hacerle frente. Y así es como he conversado varias veces con el ingeniero detrás del interesante proyecto que es sanear aguas residuales utilizando las herramientas que generó la naturaleza hace miles de años.

“Los humedales, construidos o artificiales son una tecnología muy adecuada y necesaria para resolver el tratamiento de las aguas servidas en aquellas zonas que están lejos o distantes del área territorial de las empresas sanitarias convencionales”, explica Pedro. Agrega que también es una medida de bajo impacto y que tendría un costo estimado muy inferior a otras soluciones. Además, se presenta como una respuesta rápida a una problemática que ya no puede esperar.

Naturaleza, la mejor opción para limpiar

Ahora, ¿cómo funcionan los humedales artificiales? Los humedales, en general, son una fuente importante de conocimiento. No solo albergan a cientos de especies de aves, anfibios, reptiles, mamíferos, insectos y flora alrededor del mundo, sino que también sirven para comprender cómo la naturaleza se limpia a sí misma. Es así cómo Pedro Cisterna, en base a la experiencia de otros proyectos, recalca el valor de estos ecosistemas en el saneamiento de aguas y la eliminación de contaminantes.

Esto se logra a través del uso de bacterias que biodegradan la materia orgánica, eliminando casi completamente los contaminantes orgánicos. Asimismo, en el caso de otros desechos, existen bacterias especializadas que pueden lograr limpiar el agua de, incluso, el microplástico. Seguido de esto, y como el proceso involucra la liberación de CO2, se utilizan plantas como medio para retener el gas. Finalmente, el sol termina de hacer el trabajo. A través de la radiación ultravioleta (rayos UV), se termina de limpiar las aguas negras, haciéndolas útiles para el uso en regadíos y el doméstico -más no el uso potable- en un proceso donde la naturaleza hace el trabajo. 

Finalmente queda esperar a ver si el proyecto en la laguna Lo Custodio encuentra financiamiento -6 millones de pesos- en una idea que los vecinos del sector han valorado bastante. Mientras que Pedro Cisterna sigue trabajando con la Universidad del Bío Bío en la creación de humedales urbanos para ir en ayuda de la gente que vive en campamentos en la Octava Región.