Si deseas una nariz más fina, labios más grandes, ojos rasgados o una mandíbula marcada, ¡déjaselo a los filtros! sin embargo, al final del día solo estarás destruyendo tu autoestima y masacrando tu autopercepción.
Actualmente, vivimos en un mundo que se muere por las apariencias, aunque ser el más atractivo bajo los conceptos de lo estético siempre ha sido importante para la sociedad en la que vivimos. Sin embargo, ni Marilyn Monroe ni Elizabeth Taylor contaban con una herramienta tan poderosa -y peligrosa- como la que poseemos hoy en día, la falsa belleza al alcance de un desliz de tu dedo: Los filtros.
No es sorpresa cuando se trata el tema de las redes sociales el reconocer que estas presentan una falsa realidad; casi demasiado perfecta como para creérselo. El mejor ángulo, el mejor momento… la mejor de 100 fotos será publicada, aquella que refleje los menores defectos posibles. Todo esto con la ayuda de los muy manoseados filtros.
La psicóloga Ana Cofré, quien se especializa en el tema, nos comenta desde su conocimiento el peligro de estos, presentando a su vez un término clave: Dismorfia corporal.
“¿Alguna vez te has mirado en el espejo, o en alguna foto, y tras un tiempo encontraste defectos que en un principio no percibías?” me pregunta, para luego señalar como la dismorfia corporal trata sobre la hiperfijación en “defectos” u imperfecciones que comúnmente nadie de tu alrededor nota, más allá de ti mismo.
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Podrías ser mejor…
¿Y qué tienen que ver los filtros?
“Estos se realzan aún más cuando se utilizan los filtros que están presentes en casi todas las redes sociales” comenta. “Te muestran que tu nariz podría ser mas chica, o que tus ojos son demasiado pequeños… una versión idealizada de ti, que se traduce en un ‘podrías ser mejor’”
Y es aquí cuando nace el problema, pues esa versión de ti solo existe en tu celular. Una vez te mires al espejo, u desactives el filtro, no reconocerás aquellos rasgos que te han acompañado toda tu vida, los cuales nunca habían sido ‘imperfectos’ hasta el momento.
Asimismo, Cofré nos advierte sobre el uso recurrente de estos y como la distorsión del rostro afectaría directamente la autopercepción. “Se hace costumbre ver el rostro como lo presenta el filtro, y luego, al verse sin el, nace la vergüenza por la cara propia”
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Físico perfecto
En conjunto con esto hablamos sobre la obsesión con el aspecto físico perfecto. Seria esta la que dentro de los últimos años ha ido en aumento de forma exponencial. Esto sería potenciado especialmente con el crecimiento de las redes sociales.
“¿Quién no tiene Instagram en estos momentos?” pregunta la psicóloga, haciendo hincapié en como esta masificación de las redes sociales. En la actualidad, se propone al celular como una extensión de nuestro brazo. Esto derivaría en el hecho de que nos encontramos conectados u online casi la mayor parte del día. Se trataría de este consumo excesivo de contenido el que significaría un golpe directo a nuestra autoestima.
Las redes sociales, como ya aclaramos, tratarían de contenido filtrado para solo mostrar lo mejor de lo mejor, creando estándares irreales de belleza. Estos cánones muchas veces tratarían de algo imposible de conseguir. A pesar de esto, la gente sigue intentando acercárseles y es esto lo que llevaría a una constante insatisfacción con el aspecto propio.
Según nos comenta Cofre esto afectaría en mayor medida al sexo femenino. Son muchas veces niñas y adolescentes quienes son mas susceptibles a este auto disgusto, llevándolas a sufrir de trastornos alimenticios o depresivos.
A quitarse el disfraz digital y mejorar el autoestima
Debido a los peligros que presenta el uso de filtros, la psicóloga Ana Cofré hace un llamado a evitar este tipo de ‘herramientas’ que alteren los rasgos faciales o corporales.
“Quítense el disfraz digital. Es importante reconocer el rostro como es y no como los filtros muestran”
De acuerdo a lo que nos cuenta, apostar por la belleza real y aprender a aceptar nuestras facciones como son, desintoxicándonos de estos filtros, tendría un impacto profundamente positivo en el autoestima de las jóvenes. Comenta que, si bien esto no ocurriría de un día para otro, este proceso de readaptación valdría totalmente la pena.
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Por último, Cofré nos comenta sobre el trabajo del doctor en psicología Walter Riso, quien propone 4 pilares fundamentales para mantener una buena autoestima: autoconcepto, autoimagen, autorrefuerzo y autoeficacia.
El primero de estos, el autoconcepto, supondría el aceptarse a uno mismo. “Que no te hagas daño; evitar la autocrítica destructiva”, destaca. Un caso contrario a esto se ve muy reflejado en el tema en cuestión, en el que constantemente nos encontramos buscando defectos o comparándonos.
La autoimagen propone la belleza como actitud, y dependiendo de cuanto nos gustemos a nosotros mismo será lo que le transmitimos al resto de personas. “¿Has escuchado de la frase ‘fíngelo hasta que lo logres’? algo así quiere decir esto”, explica con una sonrisa.
Como tercer pilar posiciona el autorrefuerzo o autoelogio. El felicitarse a uno mismo significaría un peso importante en la autoestima. Agradecer lo que cada uno es con pequeñas frases como ‘lo estoy haciendo bien’ o ‘soy suficiente’.
El ultimo pilar se asentaría como la autoeficacia, la cual refiere a la creer que se tiene las competencias adecuadas para enfrentar distintos tipos de situaciones. Este punto estaría relacionado directamente a la confianza y perseverancia.
Para finalizar, Cofré habla sobre el preocupante hecho de que muchas jóvenes hoy en día no son capaces de subir ni una sola foto de ellas que no se encuentre retocada, lo cual lleva esta entrevista al punto que para ella es el más importante: “Este modelo de belleza es tan imposible que ni siquiera las Kardashian se parecen a las Kardashian que vemos a través de redes” señala, añadiendo que “debemos comenzar a diferenciar lo real del disfraz digital”.