Ciencia en las profundidades del océano

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¿Sabías qué 70% de la superficie de la tierra pertenece a cuerpos de agua salada? El océano presenta diversas curiosidades, y por supuesto una cantidad inmensa de ecosistemas y seres vivos. No obstante, según el estudio de la Fundación AQUAE “La ciencia puede salvar el mar”, aseguró que menos del 20% del océano ha sido explorado, convirtiéndose en el gran misterio que nos rodea.

El conocimiento y las investigaciones científicas en el fondo marino nos permiten prever y enfrentar los efectos del cambio climático, los desastres naturales asociados y, por consiguiente, la conservación del medio marino. Pero, además, el rol que cumplen las ciencias oceánicas al descubrir nuevas especies es vital para los avances de la diversidad de la fauna marina y la vida del planeta.

Por esta razón conversé con el primer chileno que descendió a la Fosa de Atacama, el Doctor en Oceanografía y magister en Biología Marina de la U. de Dalhousie (Canadá), director del Instituto Milenio de Oceanografía, académico del Departamento de Oceanografía de la U. de Concepción y miembro de la Academia Chilena de Ciencias, Osvaldo Ulloa para conocer su experiencia y posteriores hallazgos durante este acontecimiento.

Descubriendo el océano chileno

También conocida como la fosa de Chile y Perú, la fosa de Atacama se encuentra frente a las costas de Antofagasta y es considerado el punto más profundo del mar chileno. Antes de la expedición registrada en el documental “Atacamex”, no existían registros de la zona, es decir, era un completo misterio. Por lo que Ulloa se convirtió en la primera persona que dirigió el descenso a más de 8.000 metros de profundidad.

La fosa de Atacama es el resultado del choque entre la Placa Continental Sudamericana y la Placa de Nazca. En términos simples, las fosas oceánicas se producen en la colisión de dos cortezas terrestres, una vez que una se introduce bajo la otra, se provoca lo que conocemos como una gran depresión en el suelo marino. Algo así como una grieta gigantesca.

Entonces… ¿cómo lograron descender a esa profundidad?

El equipo de Ulloa, descendió un vehículo autónomo no tripulado bautizado como “Lander Audacia” que básicamente es una cabina sensorial que permite descender hacia las condiciones extremas, tales como bajas temperaturas, ausencia de luz, presencia de seres bioluminiscentes y suelo movedizo. Permitiendo extraer muestras y documentar todo el proceso.

El académico señaló que “fue una experiencia que compartió con su equipo y el equipo de Victor Vescovo (explorador estadounidense y excomandante de la Marina de EEUU) de poder llegar como seres humanos a un lugar donde nunca nadie ha estado, y estar dispuesto a maravillarnos y ver cosas que no nos imaginábamos”.

En relación a lo más complejo que le tocó enfrentar durante la expedición mencionó que: “Una de las mayores dificultades que deben soportar tanto los organismos que viven ahí, como nosotros que queremos estudiarlos, son las presiones”. Dado que, la magnitud de ellas e incluso la falta de luz que existen dificultan mucho más el descenso y las futuras investigaciones en el océano.

Sin duda, es un proceso en constante intención de descubrimiento y aventura. Es más, él señala que “una cosa maravillosa que tiene el conocimiento y la ciencia es poder conectar con distintas disciplinas”.

Aun así, es inevitable la comparación con otras áreas, una de ellas, la investigación espacial. El miembro de la Academia Chilena de Ciencias hizo hincapié en las diferencias en ámbitos de acceso, hallazgos y avances tecnológicos que permiten facilitar las investigaciones en el espacio, señalando que: “Es mucho más difícil tecnológicamente enviar un vehículo o poner un instrumento en las profundidades del océano que ponerlo en la luna”. 

Principales hallazgos en el oceáno

Antes se pensaba que las fosas marinas eran lugares inertes, sin embargo, diversas investigaciones científicas han demostrado que existe vida marina en esas profundidades. Una de las más mediáticas fue el descenso a la fosa de las Marianas, no solo por ser el punto más profundo de los océanos y el planeta, sino también, por los hallazgos de especies y descubrimientos no tan agradables, los plásticos y microplásticos.

Por otro lado, la expedición Atacamex mostró que en la fosa de Atacama habitan especies como peces, cefalópodos, medusas y crustáceos. Entre estos últimos, una nueva especie de pulga de mar gigante bautizada como Eurythenes atacamensis.

Así también, el equipo investigativo descubrió una nueva especie de pez baboso, diferente a todas las demás, perteneciente a la familia Liparidae. Este pequeño pez de color azul fue llamado Paraliparis selti por los investigadores. “Selti” significa azul en kunza, el idioma de los pueblos indígenas del desierto de Atacama. La especie vive en la zona hadal, en profundidades más allá de los 6000 metros.

No obstante, en comparación con la expedición la fosa de las Marianas, “Atacamex” no se queda atrás con los hallazgos de plásticos en las profundidades del oceáno.

Plásticos en el oceáno

El Doctor en Oceanografía recalcó que la hazaña de descender por primera vez al fondo de la fosa de Atacama fue espectacular y recorrió las noticias de todo el mundo. Sin embargo, “fue un balde de agua fría constatar que, antes que nosotros, habían llegado nuestros desperdicios. ¡Los plásticos, sobre todo, quedarán en el fondo del mar por siglos, no como un hito de nuestra audacia y avance tecnológico, sino que de nuestra soberbia e insensibilidad frente al daño que les estamos ocasionando a los océanos!».

La finalidad de documentar todo no es solo visibilizar el hecho o el acontecimiento científico, es fundamental crear conciencia en la población sobre nuestras acciones. En ese sentido, Ulloa mencionó que: “Las imágenes de video que lograron apreciar por primera vez de la basura en el fondo de la fosa de Atacama, debieran conmover a cualquiera y hacernos reflexionar sobre el nivel de daño que les estamos haciendo a los océanos”.

El académico concluyó que “todavía nos queda tanto por descubrir y ver cosas que ni siquiera nos imaginamos”. Haciendo un llamado a las futuras generaciones a animarse a investigar y a cuidar el mundo en el que vivimos.

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