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Trauma infantil: Te daña a ti y a tu pareja

Habitamos un mundo donde cada día se habla más sobre tópicos como la responsabilidad afectiva, ir a terapia y la deconstrucción del amor romántico. Sin embargo, bajo la misma dinámica aún no normalizamos abordar el impacto que un trauma infantil, puede generar en nuestras relaciones sociales o sentimentales del presente. Ignorando -en algunos casos- la necesidad de reparar heridas del pasado para que estas no repercutan en nuestra salud mental en el futuro.

Saltar de una relación a otra, estar con parejas que no te convienen, no poder confiar en el otro, el constante anhelo de una relación perfecta, entre otros, resultan a simple vista, situaciones recurrentes. Sin embargo, son heridas sin tratar y provocadas en nuestra niñez. Y es que la forma en que nuestros padres, madres o cuidadores interactuaron con nosotros durante esa etapa, tiene un impacto directo en nuestras relaciones como adultos. 

Relaciones sexo-afectivas, terapia e infancia 

Desde mi adolescencia hasta ahora, he conocido un gran número de personas que han pasado por relaciones tóxicas. Un fenómeno que hoy en día, lamentablemente, no sorprende a nadie. Pero que, bajo mi visión personal, sí debería. ¿Por qué si es un acontecimiento tan negativo, ya no resulta un hecho aislado?, ¿por qué la mayoría de estos casos persigue un conjunto de patrones?. ¿Por qué algo que debería causarnos felicidad, termina repercutiendo en nuestra salud mental?

La respuesta radica muchas veces, en nuestros primeros años de vida. De acuerdo a la psicoterapeuta penquista, Elena Riquelme “la niñez es la etapa más importante, nuestros cuidadores son nuestro ejemplo más cercano. Y aunque hemos normalizado asistir a terapia, aún son muchos quienes no la practican”. El amor, es una necesidad biológica del ser humano, y es parte de su condición al ser un sujeto social. Por ende, los vínculos amorosos que forjamos, son la zona en la cual terminamos proyectando nuestras necesidades, inseguridades y carencias.

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Pero, ¿cuál es la relación estrecha entre nuestra crianza y nuestra relación sentimental? ¿Es una cuestión netamente afectiva, o se vincula directamente con la sanidad emocional?. La psicóloga explica que “cuando en una relación de dos individuos, uno de los dos pasa a llevar al otro debido a traumas no gestionados, comienza a manifestarse un desgaste mental en ambos involucrados”. “Esto sucede porque si la persona que ha tenido una infancia difícil o caótica, no ha asistido a terapia para reconocer sus disfunciones, terminará proyectando estas en su pareja”. 

Repercusión mental de los traumas de infancia

Un trauma, a nivel general, es el resultado de un acontecimiento impactante que vivimos, y que nos causa un estrés tan alto que termina interfiriendo en nuestro día a día. Si bien, algunos de ellos se manifiestan poco tiempo después del suceso, otros comienzan a emerger con el paso de los años. Es más, según la terapeuta “existen muchas personas que no son del todo conscientes de que acarrean un trauma. Lo cual resulta aún más dañino para las personas con quienes terminan involucrándose”

Un padre o madre ausente, sobreexigente en el ámbito académico como condición para demostrar afecto, adicto a sustancias como drogas o alcohol, infiel, padeciente de un trastorno mental, entre otros. Estos, son algunos de los cuidadores que frecuentemente terminan perjudicando la crianza de sus hijos e hijas. Aunque casi nunca sea esa su intención, el niño o niña, al estar expuesto en un entorno tan disfuncional, casi siempre termina adoptando un mecanismo de autodefensa para vincularse con otras personas más adelante.

Estrés postraumático, trastornos alimenticios y ansiedad, son las condiciones más comunes desencadenadas por estos hechos. No obstante, existen otras características de aquellas personas afectadas por un trauma no tratado. Algunas de ellas recaen en escoger parejas muy parecidas o muy diferentes a sus cuidadores, también tener dependencia emocional y no saber permanecer solteros. O por el contrario, tener apego evitativo y no poder comprometerse con alguien o con alguna situación. Otros tipos de trauma, se manifiestan en aquellas personas que anhelan una relación casi “perfecta”, para encontrar la estabilidad que no tuvieron en su niñez. 

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“Mis padres fueron figuras ausentes y presentes al mismo tiempo. Sobre todo mi papá, por quien comencé a buscar aprobación masculina en todas mis relaciones amorosas”, comenta Josefa, de 22 años de edad. 

“Cuando pequeña, me ejercían la “ley del hielo” siempre que se enojaban y más tarde empecé a sentir ansiedad cuando mi pareja ignoraba mis mensajes. La situación llegaba a deprimirme, no salía de mi casa y tampoco le contaba a mis amigas. Me dí cuenta de que mi ex me recordaba a mi papá”.

Según la psicóloga Myriam Restrepo, un alto porcentaje de pacientes psicológicos y psiquiátricos, acuden luego de haber estado en una relación tóxica. “Un fenómeno hace años de lo más común, pero del cual poco se ahonda sobre sus orígenes, que en su mayoría abarcan la crianza”. Amanda, una estudiante de 21 años, comenta “mis papás me solían culpar por cosas que ocurrían cuando era chica. Más tarde salí con un narcisista que me culpaba de todo, incluso de sus propias conductas. Cuando terminamos viví un cuadro depresivo y sentía que no tenía autoestima, mi salud mental estaba en decadencia”.

Importancia de gestionar traumas en terapia

De acuerdo a la psicoterapeuta Riquelme “el trauma también lo vive el victimario, no sólo la víctima. Cuando hay un narcisista o persona tóxica dentro de la relación, lo más probable es que esta también tenga una relación extraña con sus cuidadores. Y que a la vez, su conducta abusiva revela su inestabilidad mental y emocional”. Por ello, la urgencia de acudir con un profesional de la Salud Mental, y tratar las heridas antes de dañar a otros. 

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No obstante, es importante reconocer que muchos de los cuidadores y padres, no son el enemigo. Al vivir en un siglo lleno de tecnologías y recursos, resultaría cruel juzgar a aquellas generaciones que no gozaron de las mismas oportunidades. A quienes se les negaron necesidades básicas, tales como cobijar sus emociones, bajo el manto de la opresión y machismo de otras épocas. Como bien dijo Josefa, “no justifico a mis padres, pero ya no los juzgo. Ellos hicieron lo que podían con las herramientas que tenían, porque cargan con sus propios traumas no sanados”. 

Otra de las cosas relevantes para destacar en esta crónica, es lo que es la terapia como tal: un privilegio. A mediados del 2020 la directora del Hogar de Cristo, María Isabel Robles, reveló que en Chile, solo el 19% de la población tenía acceso a tratar su salud mental. Un porcentaje considerablemente bajo, teniendo en cuenta que ese mismo año los casos de trastornos mentales tuvieron un gran incremento. 

“Gracias a que pude asistir a terapia, sé que si el día de mañana mi relación sentimental actual termina, podré afrontarlo. He aprendido a comunicar mis inseguridades y establecer límites. Este es un tema que hace falta discutir más, sobre todo en las casas” declara Josefa, finalizando su testimonio.

Queda en evidencia, la urgencia de entablar conversaciones y conversatorios con especialistas sobre la temática abordada. La contingencia sin fin, que representa la salud mental en nuestro país y en el mundo. La importancia que cobran las necesidades infantiles no cubiertas, en el futuro de cada niño y niña, cuya niñez fue negligente. La raíz familiar de muchas heridas emocionales que cargamos día a día. La segregación y deuda infinita con aquellos que no pueden asistir a terapia. Y el eterno proceso no lineal, que conlleva sanar y entregar nuestra mejor versión a otros, y a nosotros mismos.

Diez lugares impactados por meteoritos

10 lugares impactados por meteoritos

Cada año, la Tierra es bombardeada por aproximadamente 16 toneladas de meteoritos. La mayoría apenas alcanzan una decena de gramos de masa y son tan pequeños que pasan desapercibidos. Mientras que otros, pueden causar un resplandor en el cielo nocturno que desaparece en cuestión de segundos.

Actualmente, algunas de esas rocas se encuentran expuestas en museos, resguardadas cerca de la zona donde cayeron o en otros casos, apenas quedó un registro.

¿Qué es el Síndrome del Corazón Roto?

¿Qué es el Síndrome del Corazón Roto?

La miocardiopatía de Takotsubo, más conocida como síndrome del corazón roto, fue descrita por primera vez en los años 90 en Japón. El nombre proviene de Tako-Tsubo, una vasija, abombada y con el cuello estrecho, usada tradicionalmente entre los pescadores nipones para atrapar pulpos, que representa la forma que provoca en el órgano. Y actualmente, la patología mencionada es una de afecciones al corazón más curiosas existentes. 

Independencia universitaria y salud mental

Impacto de la independencia universitaria en la salud mental

Cada año, son miles los y las estudiantes que abandonan su hogar familiar para mudarse cerca de su casa de estudios y a la vez, experimentar la independencia universitaria por primera vez. Y es que la ilusión de adentrarse en una nueva etapa y comenzar los estudios superiores, genera en muchos un sentimiento acogedor. Sin embargo, más de alguno de nosotros hemos sentido en algún momento cierta nostalgia hacia nuestra zona de confort o lugar seguro. Y en algunos casos, esto ha escalado más allá afectando nuestra salud mental.

Si bien el grado de autonomía al que se debe someter cada uno es relativo, es parte de ser humanos extrañar nuestra cotidianidad. No importa si el nuevo destino es una casa compartida, pensión, residencia universitaria o departamento, todos en algún punto extrañan su antiguo hogar. O al menos, hemos sido testigos de alguien que ha estado en esa situación. Pero, ¿cómo saber cuando dicha añoranza comienza a volverse negativa? ¿Cómo identificar si la soledad está repercutiendo dañinamente en nuestra salud mental?

Lo que conlleva la independencia universitaria

La presión académica, las expectativas familiares, las evaluaciones, la falta de dinero, dificultades para crear y conservar redes de amigos, son algunas de las tantas pruebas que conlleva independizarse. Situaciones de las que hemos oído hablar probablemente desde pequeños de la boca de nuestros padres o de algún conocido que atravesaba esta etapa mientras nosotros aún crecíamos.  Pero que de todas maneras, han generado un impacto en nuestra conciencia cuando recién nos hemos visto envueltos en alguno o todos esos estados. 

Sin embargo, vivir cada uno de ellos es algo normal y casi siempre pasajero hasta que nos hacemos una rutina. El problema acontece, cuando a todas las situaciones anteriormente descritas, se les suma el sentimiento de nostalgia profunda hacía nuestra residencia anterior. Cuando la única solución que tenemos en mente es regresar a nuestro antiguo hogar. O en otros casos, cuando todo va aparentemente bien, pero aún así persiste ese sentimiento de tristeza, de no pertenencia e incluso de abandono. Cuando luego de pasar el día sintiéndote acompañado, rodeado de aquellas personas que escogiste como amigos/as, llegas a tu actual domicilio y te sientes solo/a. Y así comienzan a ser algunas tardes, noches o días enteros. Y es aquí, cuando según expertos en salud mental, nuestra respuesta a la independencia universitaria comienza a causar estragos en nuestra estabilidad emocional, dando paso a condiciones como la ansiedad y/o la depresión. 

Homesickness: un efecto derivado de la Pandemia 

Otro de los fenómenos más importantes a recalcar, ya que influye considerablemente en este proceso, es el haber pasado dos años confinados y aislados, durante la pandemia actual del Covid-19.  Ya que según la OMS en el “primer año de la pandemia, la prevalencia mundial de la ansiedad y la depresión aumentó un 25%. A esto se suma que en Chile aproximadamente el 16,5% de las personas entre 12 y 18 años tienen algún problema de trastorno mental”. Datos relevantes, ya que existen estudiantes que realizaron su mudanza mientras ya lidiaban con alguna condición en su salud mental.

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De ahí que aparece el denominado Homesickness que hace alusión a la melancolía que causa el estar lejos de casa. Y resulta ser una forma de ansiedad y depresión al mismo tiempo. Si bien, no debemos caer en un autodiagnóstico, hay una serie de síntomas asociado a este malestar, que permiten identificar si se trata de una desazón pasajera o de algo más. Según la psicóloga Constanza Rojas, dentro de la sintomatología destaca el sentimiento de tristeza que se incrementa con el paso de los días, al extrañar el hogar, familia, y hasta comidas. Extrañar la cultura del lugar de origen, los amigos, la habitación que corresponde a nuestra zona de confort, y sobre todo sentir la urgencia de querer huir del lugar para regresar a casa. Todo esto, estando acompañado por el desinterés de ir a la Universidad, salir con amigos, llanto y hasta crisis de pánico.

Salud Mental universitaria en Chile

Por otra parte, y como también el titular de nuestra crónica hace alusión, es importante referirnos a la Depresión y Ansiedad universitaria como tales. Sobre todo, luego de que un estudio chileno de salud mental, revelara que el 20% de los estudiantes están en riesgo suicida. Investigación sobre la que se pronunció el psiquiatra, Jorge Gaete, diciendo que “muchos de nuestros indicadores son peores que lo que uno encuentra en otros estudios internacionales”. Catalogando a Chile como una de las naciones con el peor índice de salud mental. Así mismo, a través de la encuesta aplicada a universitarios, se llegó a la conclusión de que los padecimientos más comunes son el estrés, la ansiedad, la depresión, los trastornos del sueño y riesgos suicidas. 

Sin embargo y para nuestra mayor preocupación, actualmente estas conductas no han tenido la disminución que los especialistas esperaban. Por el contrario, y como indica la psicóloga Mariana Figueroa “durante lo que llevamos del año, han sido más los estudiantes que agendan una consulta, y la mayoría relaciona su malestar al estar lejos de sus familias y hogares”. Es por esto, que resulta sencillo intuir que tanto la soledad como la nostalgia, son los sentimientos que más destacan entre la pequeña línea que divide el extrañar nuestro hogar como cualquier persona lo haría, o marcar la diferencia y convertirlo en algo más complejo. De este modo, es necesario poder reconocer las señales de riesgo, tanto si tú o si alguien que conoces, se encuentra atravesando este difícil momento. 

Ilustración de @Ro_Garabatos

En suma de todo esto, y corroborando que independizarnos luego de pasar dos años educándonos a través de las pantallas, puede contribuir negativamente en nuestra salud mental, les dejo una guía para lidiar con el Homesickness. Sobre todo, mientras cursamos el mes de la prevención del suicidio, cuya notoriedad ha impulsado la redacción de este escrito. 

Recordatorio amigable: “Extrañar tu hogar no te hace menos maduro ni significa que no estás preparado para vivir solo” – Healthy Children.