Anticonceptivos y salud mental, los temibles efectos secundarios

Si bien la aparición de los anticonceptivos hormonales se ha tratado de una oportunidad que ha permitido a millones de mujeres disfrutar de su vida sexual sin preocuparse por la concepción, si ha afectado de manera preocupante la salud mental de estas. 

La historia de la contracepción es mas antigua de lo que podríamos creer. Hace ya más de 60 años que la píldora anticonceptiva se encuentra autorizada para su venta, hecho que provocó una revolución en la vida de las mujeres. Esto, además, abrió las puertas a diversos nuevos métodos anticonceptivos hormonales, los cuales tienen un punto en común: efectos secundarios. 

Al crecer, muchos mitos sobre los anticonceptivos escuché: que me pondría gorda, que me pondría raquítica, que me volvería floja… sin embargo, siendo la salud mental un tema tan ridiculizado y tabú, nunca nadie me habló sobre el efecto secundario más peligroso; la depresión y ansiedad a la que el tratamiento hormonal te somete. 

Anticonceptivos hormonales

Compuestos por únicamente progestágenos o por la combinación de estrógenos y progesterona, su principal función radica en inhibir la ovulación y evitar los embarazos no planeados. En este segundo método, el estrógeno, posee la capacidad de regular los niveles de serotonina, conocida comúnmente como la hormona de la felicidad. Por otro lado, la progesterona incide en el principal sistema inhibidor del sistema nervioso central, lo que afecta negativamente al estado del ánimo. 

En el año 2012, C. Niño-Avendaño, J. Ospina D. y F. Manrique realizaron un estudio que tenía por objetivo «identificar la posible asociación entre el uso de anticonceptivos hormonales, y la ocurrencia de episodios de ansiedad y depresión en estudiantes universitarias de Tunja (Colombia)». En este, se determinó una población de 538 mujeres que hacían uso de este tipo de contraceptivo, entre las cuales 102 (18,95%) presentó algún tipo de depresión y 280 (52,04%) indicó grados de ansiedad. 

Así mismo, en «Uso de anticonceptivos hormonales en relación a la terapia antidepresiva: Un estudio basado en la población a nivel nacional» por Ann-Britt Wiréhn, entre sus conclusiones se afirmó que; mujeres, especialmente entre los 16 y 19 años y que hacen uso de anticonceptivos con progesterona, hacen un mayor uso de la terapia antidepresiva. 

Doña Evelyn Yáñez

Para mí, este peligroso efecto secundario solo se hizo presente en mi vida una vez yo comencé a hacer uso de mi primer anticonceptivo hormonal: el Implanol. Esta experiencia me llevó a comenzar a hablar de aquello con mis amigas, compañeras, tías, quien me quisiera escuchar y contar un poco más. Donde sea que iba, hablaba de mi tema favorito: anticonceptivos y depresión. Así supe de la historia de Evelyn Yáñez. 

Con 50 años ya y una mirada reflexiva en el rostro, me relató cómo, debido a irregularidades hormonales, comenzó a tomar anticonceptivos a los 14 o 15 años. Y, si bien no pudo afirmar una edad exacta, desde su adolescencia sufrió cuadros depresivos, lo cual se convirtió en un común en su vida. Así mismo, en un racconto de su vida, reconoció que la gravedad de estos disminuyó significativamente una vez suspendió el uso de estos, hace ya casi una década. 

Su experiencia, la verdad, me pareció tan cruda y cercana a lo que yo misma viví que siento que nuestros minutos de conversación valen la pena ser escuchados y deben ser difundidos. 

Sofía

Así como en la historia anterior, estos efectos secundarios han llevado a otras mujeres a abandonar el tratamiento con anticonceptivos en un intento de salvar su salud mental.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDES 2010) se afirma que la tasa de discontinuación del método anticonceptivo hormonal oral fue de un 49.7% en los primeros 12 meses; y en el estudio “Factores de riesgo asociados al abandono de la anticoncepción hormonal oral en el hospital regional docente de Trujillo» se reconoce a los efectos adversos como uno de los factores que lleva al abandono del tratamiento. 

Sofía fue otro caso de esta temática. 

Después de casi un año de abandonar el tratamiento, Sofía volvió a tomar anticonceptivos y en menos de un mes reconoció que algo extraño sucedía. La tristeza parecía haberse convertido en un permanente en su vida y, como ella misma reconoció, por todo lloraba, todo era motivo de una gran pena. «Desconocí mi cuerpo» declaró. No fue hasta el segundo mes, llevada por la angustia y la necesidad de entender que sucedía con ella, que leyó las contraindicaciones donde postulaba la posibilidad de cuadros depresivos. Fue allí cuando decidió la suspensión del tratamiento. 

Anticonceptivos y discriminación de género

Como Sofía ha habido miles de jóvenes que pasan por esta pesadilla. Mujeres que, día a día, se ven afectadas gravemente por el tratamiento con anticonceptivos hormonales. Que ya sea por ignorancia, por no haber sido guiadas correctamente, o por la nulidad de opciones, deben someterse a estos con terribles efectos secundarios que deterioran su salud mental. 

Sin embargo, no se debe olvidar que existen gran cantidad de otros métodos no hormonales para mujeres. Así mismo, actualmente se encuentran en desarrollo diversas opciones para hombres, además de las ya existentes. Tristemente, y de acuerdo con el estudio «Discriminación de género en el uso de métodos anticonceptivos: Perspectiva de las y los estudiantes de la Universidad del Bío-Bío, sede Concepción», estos se encuentran fuertemente influenciados por una perspectiva de género. Este concluye que «si bien, los hombres reconocen que la responsabilidad del uso de métodos anticonceptivos debiera ser compartida, cuando estos se encuentran en una relación de pareja, en muchas ocasiones este discurso no se asemeja a su realidad, ya que, en sus conductas se revela que estos no se hacían cargo de utilizar ningún método anticonceptivo, finalmente su idea de “responsabilidad compartida” no va más allá de su discurso y no de su actuar». 

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